lunes, 19 de abril de 2010

Porqué no puedo creer en la Biblia....

Recuerdo alguna vez que fuimos un grupo de amigos a ver una película al cine, y al salir fuimos a tomar un café y la comentamos. Descubrí que aunque habían transcurrido pocos minutos, no todos recordaban lo mismo. Algunos reparaban en unos detalles, otros los olvidaban, otros recordaban algunos diálogos y otros más les agregaron palabras que no se dijeron, unos decían una cosa que era otra, etc. Además todos tenían una opinión muy diferente, resultado de las diferentes formas de pensar, de los distintos estados de ánimo, de la edad y de la diferente cultura de cada espectador. Cada uno le llamó la atención o vió detalles o recordó aquello que, de forma personal, le interesaba. Incluso la "Idea General" tomaba ciertos matices diferentes para cada persona. Si a todas ellas les pudiéramos preguntar varios años después detalles de la película, difícilmente recordarían datos exactos, como los diálogos o escenas específicas.

Si esto pasa con una simple película, ¿que pasaría si escucháramos la conferencia de una persona que nos habla de Motivación Personal? Sucedería exactamente lo mismo. Cada quien retenería lo que su cultura, su estado de ánimo, sus creencias, su edad o su forma de pensar le permitiría. ¿Y si es una conferencia de Filosofía? ¿De física Cuántica? Obviamente si los conceptos o ideas que se presentan crecen en complejidad, será más difícil recordar o interpretar para cada quién.

Imaginemos que estamos escuchando a un Maestro que nos habla de conceptos filosóficos complejos, y unas horas después intentamos repetir cada palabra que dijo, o explicar lo que nos dijo, o exponer su "Idea General", tendremos mucha dificultad para lograrlo. Ahora si lo intentamos varios años después, será casi imposible repetir cada palabra del Maestro, por lo cual la Idea General es muy probable que tenga ciertos matices, reinterpretada con la experiencia adquirida del sujeto durante el tiempo transcurrido.

Podemos concluir que La Idea es muy susceptible de cambio: Cuando es pronunciada, el Estado del Sujeto que la escucha (su cultura, sus creencias, su edad, su estado de ánimo, su forma de pensar, la situación en la que se encuentra, su estado emocional, etc.) dará forma a su interpretación, deformando La Idea básica y conviriténdola en "su" idea que el cree que es. Si sumamos el tiempo transcurrido desde que la escucha hasta que repite "su" interpretación, La Idea se deformará más debido a la experiencia acumulada del sujeto, (y entre más tiempo transcurrido peor). Finalmente, la situación en que es reportada generará de nuevo otra deformación, sujeta a la situación que rodee al sujeto en el momento que la repite.

Si el día de hoy, intentamos hablar de conceptos filosóficos a algún campesino, su cultura y sus creencias deformarán La Idea adaptándola a lo que conoce y se formará en su mente lo que el "cree" que es, siendo esto último quizá diametralmente opuesto a la idea original. Si después de unos años, intentamos que repita lo que le dijimos, el nos responderá con lo que el "cree" que dijimos, deformado aún más por el tiempo. Si un campesino en la actualidad, "gracias" a la televisión puede tener una vaga idea de lo que es el mundo y el universo, ¿qué ideas tendrá un campesino o un pescador de hace dos mil años si le tratamos de explicar conceptos filosóficos complejos?
Eso es exactamente lo que ha sucedido con el Gran Maestro Jesucristo y su mensaje: Él habla de conceptos filosóficos a gente sencilla, y ellos intentan "entenderlo", y transmiten lo que "creen" que han aprendido. Si a eso le sumamos que después de años escriben los evangelios, podemos pensar que La Idea original que El Gran Maestro les transmitió quizá no se parezca en nada a lo que ellos nos relatan en el Sagrado Libro.
Si eso le pasó al Maestro, que será de La Palabra Sagrada de nuestro Padre cuando la transmitió a un pastor asustado viendo que una planta "que arde y no se quema" le habla??

Los defensores de la Biblia, indican que fué la Fuerza del Espíritu Santo quien inspiró de forma
sobrenatural a los escritores de los Evangelios, dotándolos de un poder no ordinario para recordar lo que el Maestro o lo que el mismo Padre les había dicho, superando las transformaciones de La Idea arriba descritas, para que el mensaje llegara a las generaciones futuras de forma íntegra. Yo creo eso posible. Sin embargo, la Biblia no podría superar la siguiente y mundana modificación: Cuando el Emperador Romano decide que "Ahora todos vamos a ser Cristianos", no resulta un gesto noble. Peor aún, el Emperador decide el cómo y el qué. El emperador manda a reunir todas las escrituras y él escoge qué escritos deben constituir el Libro Sagrado y cuales no. Y de los escritos "elegidos" el decide qué quitar, qué dejar y qué modificar de acuerdo a sus intereses, dando como resultado un Libro Sagrado groseramente corrompido que genera una Iglesia cerrada, manipuladora y gobernada por intereses que nada tienen que ver con las nobles Ideas que el Gran Maestro, o incluso Nuestro Padre, nos heredaron.

Podemos concluir entonces, que los Grandes Maestros (Cristo, Buda, Mahoma, etc.) llegaron a diferentes lugares del mundo para predicar sus enseñanzas, pero éstas son absorbidas, transformadas y adaptadas a las creencias, a la cultura y al estado del lugar donde son recibidas, llegando hasta nuestros días completamente manipuladas, recreadas, transformadas, siendo quizá diametralmente opuestas a lo que ellos intentaron decirnos.

Entonces queda una pregunta muy interesante: Si lo que recibimos en nuestros días quizá no se parezca en nada a lo que Los Maestros intentaron decir, ¿qué será entonces lo que en realidad dijeron???