sábado, 10 de enero de 2009

Los frutos de la pereza...

Recuerdo que de niño, le pregunté a mi madre que era exactamente lo que hacía un filósofo. Ella me respondió con su tierna ingenuidad: "Es una persona que, se sienta, mira al infinito y se pregunta... ¿Porque vuela la mosca?..."
Debe ser una persona con mucho tiempo libre!
Aunque se que esta definición ofenderá a todos los dedicados a esta disciplina (aunque si de verdad son filósofos les arrancará una sonrisa), sin saberlo, me encontré haciendo exactamente lo que me había dicho mi madre: me encontré tirado en mi cama, pensando en la inmortalidad del cangrejo.
Y no porque precisamente tuviera mucho tiempo libre, sino por mi total incapacidad de moverme a hacer algo. Finalmente, tendido con la mirada al techo, me empecé a hacer preguntas del porqué estaba yo en esa situación, porqué no encontraba salida y porque no quería hacerlo.
Y eso no me convierte en filósofo. Más bien, yo lo definiría como hacer un alto total al curso de la vida. Me bajé del mundo a mi cama y desde ahi comencé a contemplar, primero las preguntas, segundo las respuestas, alimentado con las experiencias virtuales de grandes sobredosis de televisión, peliculas de ciencia ficción y libros con ligeros tintes budistas...
Todo eso, sumado a mi depresión profunda (o escape de la realidad para hacerlo más romántico), dieron como resultado una serie de reflexiones acerca de que es lo que somos, como seres humanos, para que estamos aqui, que es la realidad y cual es su naturaleza, a donde vamos... o quizá deba hablar en singular: Para donde voy, que soy, que es mi realidad y cual es mi naturaleza...
Aprovecharé mi libertad digital que me brinda este blog (y la posibilidad de que nadie lo lea) para masacrarlo con los temas que por años he guardado en escritos, en libretas, papelitos y cuadernos, sin ton ni son, porque creo que quizá ninguno tenga secuencia, o quizá son totales en si mismos, o quizá efectivamente dependen unos de otros. No lo sé, pero ahi van, sin aparente estructura, pero lanzados al universo digital y abandonados a su suerte...

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