lunes, 2 de febrero de 2009

Que soy? Parte 3: Entre un hombre y una hormiga.

Hemos definido que la vida surge de la complejidad de la materia, y que incluso, dicha complejidad generará eventualmente conciencia. "La materia crea la conciencia".

Imaginemos que ponemos en una habitación una hormiga y un hombre.
El nivel de complejidad de cada uno lo definirá y definirá su entorno. Cada uno está en SU PROPIO universo.
La hormiga será incapaz de percibir el universo humano. Su complejidad no es suficiente para que reconozca al ser humano como un individuo. Podrá ver un objeto enorme, podrá ver el movimiento o quizá solo percibirlo. Pero nunca podrá, en su infinitamente complejidad menor, siquiera entender que es un humano, mucho menos su entorno (sociedad, ciudades, conocimiento, etc).
Pero, a diferencia de la hormiga con el paramecio, el hombre si es capaz de reconocer el universo de la hormiga, aunque su complejidad dista de ésta millones de años. El hombre puede ver el entorno de la hormiga, su sociedad y de lo que se alimenta. Sin embargo, el conocimiento del hombre es limitado a su complejidad. El hombre nunca podrá comprender en su totalidad, lo que motiva a la hormiga, porqué actúa de cierta manera. Podrá ver su sociedad, pero nunca podrá saber los secretos de su funcionamiento. Jamás podrá comunicarse con la hormiga, no podrá jamás decirle "Hola! cómo estás?". Ambas complejidades crean una barrera muy difícil de franquear. Es más fácil que una complejidad "superior" pueda entender a una "inferior", pero jamás podrán tener contacto o intercambio total en plena conciencia de una a otra.
Y cuando hablamos de "inferior" o "superior", no significa que una especie sea "mejor" que la otra. Simplemente es más compleja una de la otra.

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